lunes, 6 de julio de 2009

The Curious Case of Benjamin Button

Hoy es un día de películas. LLueve, hay niebla, hay gripe A, no falta nada. Seguramente una de las películas que más me apetecía ver este año era El curioso caso de Benjamin Button. Y cuando la ví, no me decepcionó. Es más, superó ampliamente mis espectativas.
El curioso caso de Benjamin Button es una película singular, no es la típica historia de amor, ni la típica película de efectos especiales, ni el típico film que retrata una época histórica, sin embargo tiene varios de éstos ingredientes, camuflados en una gran trama.



Todo comienza en Nueva Orleans, en el 2005. El huracán Katrina se acerca a las costas del estado de Luisiana. Una anciana yace en su lecho de muerte, junto a su nieta Caroline (Julia Ormond). Como último deseo, ésta le pide a su nieta que lea en voz alta, un cuaderno donde se narra una historia de un relojero (Elias Koteas) que construyó un reloj que funcionaba a la inversa de los demás, es decir, que contaba el tiempo hacia atrás, con el fin de que así, los muertos en la guerra (entre los que se encontraban su hijo) volviesen a casa.


Allí comienza la vida de Benjamin (Brad Pitt), un niño nacido en Nueva Orleans al final de la Primera Guerra Mundial y abandonado por su padre por ser diferente. Benjamin ha nacido completamente envejecido, con la anatomía de un hombre de 86 años. Una pareja a cargo de un hogar para ancianos lo descubre, lo adoptan, y allí es criado.



A medida que pasa el tiempo, nos damos cuenta de que está creciendo al revés, rejuveneciendo más y más con el paso de los años. El problema es que en el fondo es un niño atrapado en el cuerpo de un anciano y acaba por enamorarse de una niña, Daisy (Cate Blanchett). Tendrán que pasar muchos años para que Benjamin y Daisy se reencuentren en un punto intermedio de sus particulares procesos de crecimiento que posibilite su historia de amor.
La película sigue avanzando con las nuevas diferencias en el aspecto físico y mental de ambos personajes: el tiempo no perdona.



Esta película consigue casi lo imposible al caracterizar con absoluto acierto a sus protagonistas para que aparenten tener edades muy diferentes a lo largo de toda la película. Es notable el magnífico trabajo de maquillaje y por los efectos especiales. El film tiene además un innegable elemento de realismo mágico reforzado por una fotografía romántica y un guión que roza la ciencia ficción.


Pero no es solo una historia absolutamente irreal de una criatura que desafía las leyes del tiempo tal y como las conocemos. El film a su vez nos recuerda que el tiempo marca el ritmo acelerado de nuestras vidas un día tras otro y Fincher necesita algo más de dos horas y cuarenta minutos para contárnoslo. Y es que El curioso caso de Benjamin Button no es un film cualquiera.


Realmente recomiendo ésta peli. Tiene romance, pero no es romántica. Es surrealista, pero no es ciencia ficción. Tiene un poco de todo, y una historia muy atrapante. Los actores, impresionantes. Es un poco larga, pero muy llevadera, al menos para mí.
Espero que les guste.

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